Un conejo en la estación
En Central Park hay ardillas por
cientos, en la estación de ferrocarril de Badajoz hay conejos, ellos los venden
como atractivo turístico y nosotros de la fauna urbana editamos folletos.
Somos más de pájaro que vuela a la
cazuela que de estar más de dos horas a la espera bajo una encina de la llegada
de una cigüeña negra.
En el campus universitario se pueden
ver vacas pastando, rebaños de ovejas triscando y caballos en libertad
trotando.
Como algunos turistas son pintorescos
personajes, que llegado el fin de semana se visten de exploradores.
Antes de Coronel Tapioca ahora de
teniente Decatlón que es la reoca, saliendo disparados de las grandes ciudades
en busca de inusitadas emociones.
Cernícalos en los tejados de las
casas, en las dehesas rebaños de cabras, cerdos negros hozando bajo las encinas
y caballos trotando en libertad como en las películas.
Encontrarse un asno en una rotonda,
un conejo al bajar del tren, una vaca entre una parroquial iglesia y el parking
de caravanas de Cáceres, el acabose.
Dicen los ocurrentes que las ciudades extremeñas
son como Bombay, Tombstone y Central Park,
y para Francisco Umbral
Extremadura era la Luna con cabras.
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