CELOS
Ni el alacrán con su veneno
ni la víbora rabiosa
tienen tanto peligro
como una mujer celosa.
Voy a una sesión de vudú y un
cante gregoriano
recorro los mercadillos
callejeros
en busca de algún amuleto
para deshacer estos enfermizos
celos.
En tiendas de antigüedades busco
libros viejos
en paisajes naturales y en los
mejores museos
rebusco descifrar en sus
jeroglíficos
si alguna pócima que cure este
cerebro enfermo.
He viajado por muchos países
disfrutando de sus hermosos
paisajes
ahora que estoy de vuelta de todo
comprobé que el remedio a mis
males esta en mis pensamientos.
De celos y recelos enfermizos
sin aparentes motivos
hay en este loco mundo
para escribir infinidad de
versos.
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