Pueblo pequeño, infierno grande

PUEBLO PEQUEÑO, INFIERNO GRANDE

Pueblo pequeño, infierno grande es una frase que inspira a muchos escritores, estos lugares son perfectos para este tipo de historias que van en nuestro ADN desde la prehistoria.

El paisaje y las condiciones atmosféricas son las idóneas para crear los personajes centrales de una trama, el frio, el bosque y la niebla, claros componentes para escribir una novela negra.

Ahora falta empezar por las primeras líneas con una imagen mediterránea y colorista, describir de un país su realidad transmitiendo una imagen veraz.

No se pueden escribir tonterías aunque se puede jugar con un poco de fantasía ya que al ser tan grande la imaginación, en ocasiones nubla nuestra razón.

Después de esta fría y cruda invernada, de poca nieve y agua pero con mucha escarcha, llegará la florida primavera que a este aspirante a escribidor el corazón me altera.

Pueblo pequeño, infierno grande es una frase que inspira a muchos escritores y ahora en época de elecciones se aviva la llama de los odios y rencores.

Tendrá que cabalgar de nuevo Don Quijote y Sancho a lomos de Rucio y Rocinante para ir deshaciendo entuertos entre tanto malandrín y tunante.

Dice un dicho que camino que quepan dos y una amistad verdadera aunque lo jure Dios encontrarás en la Vera.

La suerte que tengo de que en Villanueva de la Vera es un pueblo donde nadie se siente forastero.

Y aunque la intimidad de las personas forma parte de la vida pública, las conversaciones en las tabernas de la plaza con intenciones unas buenas y otras malas.

Un hermoso pueblo dónde aunque todo no es de color de rosa, residen muchos bohemios que habitan en ecoaldeas.

Un pueblo en parte okupado por hippies descalzos cultivando sus huertos.

Donde los llamados perroflautas viven trabajando la tierra reuniéndose los fines de semana para intercambiar los productos de sus cosechas.

Un pueblo pequeño, infierno grande

una frase que inspira a muchos escritores,

siendo unos perfectos lugares para este tipo de historias

que van en nuestro ADN desde la prehistoria.