CANTOS
DE SIRENA
Paseando
por la orilla de la playa, pisando su fina arena y su fría agua, en un día
claro y con un cielo de un color azul celeste, a mi mente llegan recuerdos de
hermosos amaneceres, en los que era más joven, con algunos añitos menos y un
pulso más firme, alrededor de un cafetito cargadito y calentito, cogiendo
papel, pluma y tintero y hacía mis primeros pinitos de aspirante a escribidor
intentando componer un poema en los renglones de mi cuaderno.
Cuantas
dudas, borrones y un manojo de nervios que aceleraban mi corazón y mi pulso
temblaba al escribir las letras de mis primeros versos.
Que
difícil resultaba todo, dando vueltas al magín para intentar componerlos, no
sabía si escribir algo personal, experiencias vividas o inventarme algo como si
fuesen cosas soñadas. La verdad es que la tarea se presentaba ardua.
Empezaba
a retirarme de la playa, iba a darme la media vuelta y antes de volver la
cabeza, a lo lejos en la lontananza vi aproximarse una botella que se acercaba
a la orilla de la playa, mi cabeza comenzó a dar vueltas, que podría ser
aquello, traería algún mensaje en su interior como ya había visto en repetidas
ocasiones en algunas películas, que nerviosismo y es que el bamboleo de las
olas la hacía venir muy despacito, mi corazón se aceleraba por instantes, no
viendo nunca el momento de que llegase a mis manos para poder despejar todas
las dudas que acudían a mis pensamientos.
Tuve
que meterme en el agua hasta la cintura para poder intentar cogerla ya que
empezaba a adentrarse nuevamente mar adentro y me daba coraje que desapareciese
y con ella se irían al garete todos mis sueños.
Estaba
a punto de tomarla cuando sentí bajo mis piernas que algo se movía y encima de
sus lomos me montaba y dando saltos hacia el mar me adentraba, pensé que se
trataba de algún juguetón delfín, cerré los ojos y dije sea lo que Dios quiera
y me embarqué a la aventura hasta donde el destino me deparara.
Lo
que yo creía que era un delfín resultó ser una hermosa sirena, como aquellas
criaturas mitológicas marinas de leyenda, que a su cuerpo parecía atarme o
encadenarme, de cuerpo de mujer, con hermosa cabellera rubia y larga y en lugar
de piernas tenía una cola de pez, como aquellas de los cuentos que habitaban en
las profundidades marinas y con voz irresistible y melodiosa que atraía a los
marineros.
Recuerdo
que dicen que también existe una que nada por aguas del Tajo en Garrovillas de
Alconetar y cuenta la leyenda que canta, toca la flauta y la lira y te priva de
la razón.
Transcurridas
varias horas mi garganta empezó a estar sedienta, quizás fuera debido a esa
travesía tan larga que estaba realizando, la botella no contenía líquido, pero
en su interior parecía haber una misiva, tal vez fuera algún mensaje de socorro
de alguna persona que estuviese en apuros, pero yo no podía hacer nada.
Cuando
más desesperado estaba a lo lejos divisé una isla o islote y allí nos dirigíamos
rápidamente, observé que había bastante vegetación por lo que imaginé que debía
haber agua con la que poder calmar mi sed, por fín podría romper la botella y
leer el contenido de la misiva.
La
isla era rocosa, parecía que estábamos en el Mediterráneo, en el litoral de
Italia.
Mi
respiración se agitaba sin precisar cómo podía acabar todo esto, me parecía increíble
lo que me estaba ocurriendo y lo estaba viviendo real como la vida misma, el
corazón parecía quererse salir de mi cuerpo y cuando en ese preciso momento
desperté del sueño.
Y
es que me había quedado dormido a la orilla del mar en esta hermosa mañana,
mientras escuchaba el murmullo de las olas, sentado en la hamaca a la sombra
del parasol. Volví a la cruda realidad, cantidad de críos jugaban mientras sus
madres paseaban por la orilla y los padres echaban una partida de cartas, vendedores
ambulantes con bebidas frescas y chucherías, baratijas mercancías diversas con
sus voces pregonaban, vacaciones de verano en temporada alta, en cualquier
lugar de nuestra geografía española con mar a sus puertas y chiringuitos de
playa.
Que
sueño más hermosos y aventuras sin fín, pero como lo breve si es bueno, dos
veces bueno. Ojalá que este sueño en un día no muy lejano pueda tener una
continuación para poder seguir dándole vueltas al magín y seguir escribiendo
unas veces realidades, otras son sueños que bien podrían haber sido ciertos y
yo fuese un marino en su barco pirata surcando mares por los confines del
mundo.
Por
la orilla de la playa paseando por la arena cierro los ojos y el rumor de las
olas traen a mis oídos cantos de sirena.
Canciones
de amor, sexualidad y pasión que invitan a adentrarse en el mar en busca de la
libertad.
En
una isla desierta, alejado de todo problema y al despertar la sirena con la que
soñaba estaba sentada a mi lado en la playa.
Era
tan bella y hermosa, que para mí no había otra, tenía una corona en su cabeza
de brillantes y piedras turquesas.
Era una hermosa
mañana
las olas del mar me
arrullaban
tomando el sol en
la hamaca
soñé que una sirena
desde el mar me llamaba.
La voz de esta sugerente
mujer
con atractivo
cuerpo y cola de pez
sus encantos y
belleza
me están haciendo
perder la cabeza.
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