Chascarrillos de verano
Con
mis bastones voladores, mi gorra de aviador y no precisamente de pucheros y
sartenes, una equipación deportiva que aunque no hace furor para mi es de todas
la mejor, salgo por las mañanas muy temprano a refrescar mis ideas por las
afueras de la ciudad o del pueblo para realizar caminatas por el campo
extremeño.
La temperatura
es la idónea a estas horas ya que más tarde alcanzaremos los cuarenta grados a
la sombra y así no hay quien viva, ya que se lleva muy cuesta arriba con la
calor que se avecina.
Pero
esto es lo que ahora toca, ropita ligera y mucha agua fresca, bañitos en la
piscina y gargantas veratas, los paseos tempraneros por la mañana.
Alrededor
de las doce cervecitas frescas en los bares, comidas ligeras, ensaladas y
tomates y una buena siesta acostarse.
A partir
de las siete de la tarde a los charcos de Villanueva a bañarse y un poquito
antes de que anochezca ir en busca de una ligera cena.
Tiempo
de alcahueteos y chascarrillos recordando cosas de cuando éramos niños,
cualquier tiempo pasado no fue ni mejor ni peor, viviremos el presente mirando de
cara al futuro.
La culebra
que aparecía todos los veranos en la Lancha Lisa cuando íbamos en dirección a
la Parecilla todos juntos en pandilla.
Así pasan alegremente los
días
reunirse con los amigos
para echarnos unas risas,
esta es la salsa de la
vida
y a vivir que todo pasa
tan deprisa.
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