Taller de microrrelato
Empiezo un taller de microrrelato
en el que nos hemos apuntado cuatro,
dos Marías, Pilar y un servidor
teniendo a Víctor como insigne
profesor.
Con una charla corta pero amena
empezamos a meternos en faena,
sin incluir la palabra miedo
empezamos a escribir sobre este
cuento minúsculo.
Este tipo de minicuento
como género literario,
para mi es algo nuevo
que debo practicar de vez en cuando.
Aunque valga la redundancia
más que miedo era una temeridad,
el escribir mi primera página
desde la más completa libertad.
Después de las lecturas de textos
con un análisis completo,
me siento muy alegre y satisfecho
por haber perdido el miedo escénico.
La experiencia parece tan interesante
que ha llegado a engancharme,
pienso que este tipo de droga dura
escribiendo microrrelatos será mi cura.
Deseo con pocas palabras
describir en estas cuartetas,
a modo de un poema
lo que fluye por mi cabeza.
Ojalá salga con el empleo
sin perecer en el intento,
por insistente no quedo
para aprender este arte pigmeo.
Esta es mi opera prima
que escribo en pocas líneas,
ocupando apenas una página
llenándome de alegría infinita.
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