Como manda la tradición
al igual que todos los años,
a los sones del tambor
sacamos el Peropalo.
Desde que se saca La Turra
y por sobrenombre La Cabeza,
el pueblo de Villanueva
se vuelca en éstos días de
fiesta.
Desde que se coloca la aguja
con mucho divertimento y
bulla,
el pueblo por entero se
transforma
con los festejos que se
avecinan.
En las tahonas diversos
preparativos
floretas, perrunillas y
coquillos,
rosquillas y diversidad de pastelitos
para invitar a todo el
público.
La juerga y alegría
corre a raudales,
y toda la judería
lo celebra en la calle.
A las ocho de la mañana
a despertar al capitán y la
capitana,
con el toque de diana
y bailar todos una jotita en
la plaza.
El domingo y el lunes
para bellos trajes lucirse,
mantones, refajos y guardapieses
y pañuelos de cien colores.
En el hogar del pensionista
dos renombrados artistas,
el grupo Cambalacho
nos hacen pasar un buen rato.
Con el pom, porrompom, pom
se me encoge el corazón,
unas veces me recorre un
escalofrío
y otras veces escomo una
quemazón.
Día ocho de febrero
lunes Peropalero,
ya me estoy preparando
para del Peropalo seguir
disfrutando.
El martes por la mañana
acuden a casa del Sr. Cura,
el Capitán y la Capitana
en busca de las alabardas.
Corrida de elecciones
paseo por las calles del
pueblo,
y con los sones de los
peropaleros
la alegría corre a raudales.
Se le pasea en un burro
proclamando la sentencia,
que ha de ser ajusticiado
y quemado en la hoguera.
Judiás y bailes de jotas
en el medio de la plaza,
las voces de esas gargantas
serranas
al compás de los sones de las
guitarras.
En el ofertorio de las
calabazas
por un tribunal es juzgado en
la plaza,
con la jura de bandera
está llegando el momento de
cumplir la sentencia.
Por fin llegó el momento
de al Peropalo darle su
escarmiento,
al igual que todos los años
a muerte ha sido condenado.
El púbico como una piña unido
de momento se divide en dos
bandos,
las mujeres que lo defienden
por guapo y putero
y los hombres que lo acusan
de bandolero.
A ese que le llaman Judas
y de nombre Peropalo,
que ha venido la sentencia
y tiene que ser quemado.
Y en comiendo las sardinas
se acaba el carnaval,
ya está guardada La Turra
para descanso del personal.
Y con esto me despido
hasta el año próximo,
en que seguiremos hablando
de las andanzas de éste
bandido.
Bastante juerguista y putero
llamado Peropalo,
que volveremos a quemarlo
para que arda en el infierno.