Como decían algunos
que Sánchez había muerto
en Benidorm de un infarto,
he venido a Villanueva, al pueblo.
Con mi RAV4 coche nuevo
rápidamente, en un momento,
en vivo y en directo
a deshacer el entuerto.
No acabo nada más de haber llegado
una vez el vehículo estacionado,
veo las caras llenas de asombro
como si viesen a un resucitado.
En sus rostros desencajados
unas palabras murmurando,
que eso no era lo que les habían contado
aunque no precisaban ni quien, ni como,
ni cuándo.
Que todo esto debía ser un error
indicaban con cierto temor,
como queriendo excusarse
menos mal que a mí no llegó a
importarme.
Y es que la gente del pueblo
no tiene mejor divertimento,
que no dejar en paz ni a los vivos ni a
los muertos
es con lo único que se ponen de acuerdo.
De
las cosas verídicas
pero muy serias, no tiene guasa
el estar vivo, calla muchas bocas
todo queda como una anécdota.
Adrián
Sánchez Blázquez
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