Cuando yo me vaya
no derrames lágrimas,
de vez en cuando lee mis poemas
y escuchando mis palabras
a tu lado estaré ya.
Cantando algún que otro cantar
que sale de mi rota garganta,
como un fandango valiente
de los antiguos, de los de antes
de los que anima y alegra a la gente.
La llama del amor sigue encendida
en esa lámpara que nunca se apaga,
en cada rincón de la casa
notarás mi presencia
como si tocase la guitarra.
Cuando yo me vaya
no quiero que tengas penas,
mira el sol a través de la ventana
al salir cada mañana de la cama
y me encontrarás en el fondo de tu alma.
Viviendo de los recuerdos
a solas con tus silencios
reconfortarás tu alma y cuerpo,
no sabrás si habrás despertado
o habrá sido un sueño.
Cuando yo me vaya
no lleves flores a mi tumba,
vive la vida con alegría
como si fuese el último día
y entonces seremos felices, vida mía.
Adrián
Sánchez Blázquez.
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