Madrugar por la mañana
abrir la ventana de la alcoba,
ver despuntar el sol al venir
el alba
en un bonito día de otoñada.
Presenciar el vuelo de las
urracas
desayunando en la terraza de
casa,
cafés, tomates y pan de
hogaza
rociando con aceite las
tostadas.
Hacer un poquito de limpieza
después de hacer las camas,
realizar compras para la casa
y dar un paseíto hasta la
plaza.
Desde los soportales
sentarnos en una terraza,
de alguno de sus bares
tomar un buen vinito y
mejores tapas.
En un entorno maravilloso
conjunto monumental y artístico,
está declarado este pueblo
hace años por el ministerio
de información y turismo.
Villanueva, una villa para ir
y volver
en repetidas y variadas
ocasiones,
antes mejor que después
sus gentes te quieren y se
hacen querer.
Ver amanecer en Villanueva
los días de diario y los días
de fiesta,
es una verdadera gozada
cualquier día de la semana.
Adrián Sánchez Blázquez
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