Tu vida escomo un teatro
donde no se permite el ensayo
solo en un baile de máscaras
veras tu vida representada.
Los patios de butaca
están repletos de mil y una máscaras
queriendo ver las representaciones
siendo ellos los verdaderos bufones.
Máscaras y caretas
unos las llevan por dentro y otros por fuera
unas tan feas y otras tan hermosas y bellas
solo comparables con el carnaval de Venecia.
La máscara infunde miedo
miedo al cobarde que llevamos por dentro
recordando que tanto de cuerdo como de loco
en éste mundo poético todos tenemos un poco.
De un dulce enmascarado
tengo un dulce recuerdo
fue en unos carnavales ya hace unos años
cuando conseguí un beso robado.
Al compás de la música
en ese preciso momento
descubrimos un nuevo universo
al fundirse tu alma con la mía.
La gran máscara de la vida
es que vivimos en una farsa
todo es una gran mentira
desde abajo hasta arriba.
La más elegante máscara
puede venir presentada en bandeja de plata
pero siempre salvando las distancias
que hay entre un duro corazón y una noble alma.
Todos en algún momento de nuestra existencia
ocultamos nuestro rostro bajo una máscara
queriendo olvidar nuestra pobre inocencia
perdida
a tan tierna edad, en plena flor de la vida.
Deberemos quitarnos las máscaras
aunque sea al amanecer el día
y sin ningún tipo de falsedades
huyendo de fantasías, vivir las realidades.
La mayor mascarada del año
ocurre en éstos días navideños
deseamos felicitaciones y buenos propósitos
para al día siguiente echarlos en saco roto.
Nos ponemos máscaras en todos los tiempos
unas veces más, otras veces menos
disfrazados con piel de cordero
para ocultar el lobo que llevamos dentro.
Si pones una máscara en tu vida
será como una lágrima furtiva
intentando escapar de un rio, de su caudal
y no pudiéndolo lograr, tenerse que conformar.
La más bella y fina máscara
aunque sea de loza o porcelana
lleva muy dentro de sus entrañas
el sello de su autor y un poquito de su alma.
Para escribir sobre máscaras
debemos saber que en ésta vida
hay más momentos de tristeza que de alegría
siendo una realidad tener la lección bien
aprendida.
En éstos momentos me quito la máscara
con la que protejo mi alma
deseando que los versos de ésta poesía
lleguen a verse publicados algún día.
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