El que ama de verdad
no es el que enciende el
fuego,
sino el que lo sabe conservar
contra mareos y vientos.
El fuego que más quema, el
más abrasador
es la llama del fuego que se
lleva por dentro
esas locas pasiones del
corazón
impregnadas de sentimientos
de amor.
La llama que yo enciendo
atiza las ascuas del fuego,
elevando sus pavesas al cielo
haciendo que nuestro amor sea
eterno.
Este fuego abrasador
que por tu cuerpo serrano siento,
por momentos me nubla la razón
haciéndome perder el aliento.
Que te amo, no es ningún
secreto
el haberte conocido, todo un
acierto
no quiero perderte, ni un
solo momento
mi corazón enciendes, como la
llama al fuego.
Recuerda cuando de novios
nos dimos nuestros primeros
besos,
espontáneos y románticos
agarrados de la mano en
nuestros paseos.
Para mantener viva la llama
del fuego
para tenerla activa hay que
realizar un gran esfuerzo,
si en el amor falla alguno de
los componentes
este fuego se apagara rápidamente.
La chispa que enciende el
fuego
hace que su llama este
siempre encendida,
el gran amor que por ti
siento
es lo que da sentido a mi
vida.
Es la llama que me quema por
dentro
llevándose todo lo que quiero
ardiendo
antes de que se consuma el
amor que estamos viviendo
deseo plasmarlo en éstos
versos.
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